2 mar 2016

Hazme sentir de nuevo (Parte 5)


         Por un momento ambos guardaron silencio mirándose a los ojos bajo la escasa luz que la linterna les regalaba. Cada vez que inspiraba, el rostro de Leyre se descomponía a causa del dolor y gotas de sudor comenzaron a perlar su frente. Esto hizo espabilar a Hugo y fue en busca de la ayuda prometida. Ella observó el lugar por el que desapareció hasta que dejó de oír el eco de sus pasos en la noche. Y todo a su alrededor se desvaneció.

        Leyre abrió los ojos y una luz blanca la cegó. Todavía se sentía algo aturdida, no recordaba bien qué había pasado. Estaba en una habitación de hospital. Tenía una pierna vendada y también el pecho. Sentía molestias en la cabeza. Al otro lado de la cama, sentado en un sillón, sujetándose la cabeza con las manos estaba Hugo. Cuando se fijó en que la respiración sosegada de Leyre había cambiado, se levantó y le miró. Leyre vio que tenía los ojos enrojecidos. Seguramente había estado llorando. Ésta suspiró sonoramente y clavó su vista en el techo, evitando derramar las lágrimas que se estaban acumulando en sus ojos.

Lo sabes…fue lo único que murmuró.


     Hugo continuó observándola en silencio. Un nudo oprimiéndole la garganta impedía que pronunciase palabra alguna. Sólo atinó a preguntar:

¿Por qué?

Sólo quería protegerte respondió Leyre con las lágrimas deslizándose raudas por sus mejillas.

¿Protegerme? Me he pasado la mitad del tiempo intentando odiarte y la otra mitad tratando de entender qué ocurrió— exasperado y antes de decir cualquier cosa de la que se arrepentiría más tarde, salió veloz de la habitación sin mirarla.

      Leyre rompió a llorar, liberándose al fin de la coraza que se había forjado con los años. Lloró con pena, rabia y dolor, por todo lo que había sufrido, por lo que su familia había pasado, pero sobre todo, por haber apartado al amor de su vida a un lado del camino. Ese camino que deberían haber recorrido juntos y de la mano. Siempre cogidos de la mano.

       Hugo, por su parte, corrió como un desquiciado para salir de aquel lugar. No quería desmoronarse y lo estaba haciendo a pasos agigantados segundo tras segundo. Alcanzó la escalera de emergencia y en vez de bajar, subió hasta la azotea. Allí gritó, lloró, se desesperó y con ello aligeró un poco el peso  que llevaba en su corazón desde hacía mucho tiempo, concretamente, desde que Leyre se había ido. Él había sido un cero a la izquierda en su vida. No por elección propia, sino porque ella lo había querido así. Pero esta vez, las cosas serían diferentes. Le iba a escuchar, como que se llamaba Hugo Ruíz. Había llegado el momento de dejar de sufrir para empezar a vivir.

      Al día siguiente, a Leyre le dieron el alta. Una fisura en una costilla y un esguince de tobillo se unían a sus heridas de guerra. Había pasado una noche en observación por recomendación médica debido al golpe sufrido en la cabeza. Sus padres la acompañaban hacia la salida empujando su silla de ruedas. Se quedó de piedra al observar a Hugo apoyado en su coche esperándola. Se acercó a paso lento hacia ella y la ayudó a levantarse y a sujetarse en pie con las muletas.

Hoy eres toda míale susurró al oído y un escalofrío atravesó su piel llegando a su columna vertebral, liberando múltiples sensaciones que creía dormidas por todo su cuerpo.

     El trayecto en coche fue silencioso. Hugo concentrado en la conducción y Leyre con la vista perdida fija en la ventanilla. No sabía cuál era el destino pero estando con él sentía que estaba segura y protegida. Comenzó a llorar en silencio cuando comprendió hacia dónde se dirigían. Ante ellos se encontraba aquel camino de tierra con un banco solitario tan lejano en su memoria. Hugo la ayudó a bajarse del coche y se desplazaron hasta ese banco de hierro que había significado tanto en su historia. Se sentaron ambos, mirándose cara a cara, diciéndose con los ojos todas esas cosas que no habían sido dichas. Hugo fue el que rompió el silencio.

Aquí estamos, en el lugar en el que comenzó todo. Vamos a sincerarnos el uno con el otro, sin dejarnos nada en el tintero. Ya hay demasiadas mentiras entre los dosLeyre retorcía compulsivamente las manos en su regazo. Tus padres me contaron algo en el hospital, ahora quiero oírlo de tus labios.

        Leyre sabía que había llegado el momento. Nada de caretas ni inventos ni sentimientos fingidos. Tenía que hablar con la verdad y con el corazón en la mano.


Por favor no me interrumpas, sino no seré capaz de contarte la historia Hugo asintió lentamente. Unas semanas antes de nuestra ruptura, mi doctor me hizo unos exámenes porque me sentía muy débil, cansada y había perdido algo de peso. Recuerdo que en alguna ocasión me dijiste que estaba más delgada intentó sonreírle Los resultados fueron devastadores para mis padres y para mí, no había dudas, tenía leucemia. Nos recomendaron una clínica en Barcelona donde trabajan los mejores especialistas del país y no nos lo pensamos. Me trasladé allí y me matriculé en la universidad aún sin saber si podría asistir. Me sometí a tratamientos intensivos de quimioterapia. Perdí mucho más peso, perdí todo el pelo mientras, se acariciaba distraída su corta melena, parecía una sombra de lo que una vez fui. Tras unos meses horribles, me fui recuperando. Asistía a clases, a mis revisiones médicas…, e incluso conseguí graduarme en filología como siempre había soñado. Seguía mi tratamiento de mantenimiento, hasta que en la revisión siguiente mi mundo dejó de girar de nuevo. El cáncer había vuelto de nuevo y con más fuerza que antes, me desmoroné pero mis padres no permitieron que me hundiese. Había pocas opciones de tratamiento, la única viable era un trasplante. Gracias a dios encontramos un donante y el procedimiento se llevó a cabo. De esto hace ahora un año y de momento me encuentro bien. No sé lo que me deparará el futuro, mi vida no se mide en horas, días y años desde hace mucho, transcurre entre revisión y revisión terminó su relato con una tristeza infinita en su ojos.


                                    (Imagen: Google)


Continuará...


2 comentarios:

  1. Ohhh... 😭😭😭😭😭😭😭😭😭 que emoción!!!

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  2. Me di cuenta hoy revisando el blog de esta historia, pero ya me podía haber dado cuenta cuando ya estuviera terminada me cago en todo, esto de la intriga... jajajaja

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